La vida siempre comienza de nuevo
Iratxe Pico Zornoza | Iratxe

Podría haber sido otra persona, pero no fue así. Lucas moría desangrado en aquella acera fris y oscura mientras nadie sabía lo que estaba pasando.
Dos días habían pasado desde que se despidió de Gala y nadie había vuelto a saber de él. En otras ocasiones se había metido en problemas, pero siempre los resolvía y volvía con la familia a casa.
Esta vez ya no era igual. Gala estuvo esperándolo en la ventana, esperando que la discusión que habían tenido horas antes desapareciera se sus mentes, para poder perdonarse y así unir sus cuerpos en un ansia por borrar las heridas de sus peleas.
Lucas yacía en la acera y Gala no lo sabía.
Pasaron horas hasta que alguien deparó en él. En un intento de descubrir si aún estaba con vida, quien le encontró, le golpeó varias veces sin conseguir respuesta alguna. Había un gran charco de sangre y los ojos de Lucas permanecían abiertos sin señal de movimiento.
Quien encontró a Lucas cogió su móvil y llamó al primer número de la lista AaaaGala. Al otro lado del teléfono, un voz débil y triste contestaba con monosílavos, sin dar demasiada información y pareciendo no entender lo que ocurría.
Volvieron a pasar varias horas hasta que una jueza ordenó el levantamiento del cadáver. Gala no sabía lo que había pasado, pero en otras ocasiones Lucas había sorteado un destino como aquel gracias a su suerte.
Gala no sabía si sería mejor dejarlo así o investigar lo ocurrido. Sin embargo, la policía tenía claro que era algo a investigar.
Unos meses después, una tarde de lluvia en la que Gala seguía en la ventana por la que vio desaparecer a Lucas, sonó el teléfono. Era la policía, necesitaba más información sobre Lucas. Tenían indicios de las posiblea causas de su muerte, pero necesitaban confirmar cómo era la vida de este.
Gala no sabía que decir, pero ante la mirada atenta del policía en aquella comisaría desangelada no pudo mentir y por fin confirmó lo que tanto tiempo había temido. La droga era quien había matado a Lucas, la droga y su mala cabeza por no saber decir basta a tiempo.
Aquella noche durmió como hacía tiempo no lo había hecho. Decir la verdad la había dado una serenidad que necesitaba.
Lucas ya no estaba pero ella estaba viva y su vida comenzaba de nuevo.