LAS LIGAS
Antonio Alaminos | R3D

Carmen García, una mujer de mediana edad que vivía en Madrid, había perdido a su hija hace diez años a manos de un asesino en serie. Su hija había sido una de las cinco víctimas del llamado «Asesino de la Liga», un criminal que solo mataba si el Real Madrid ganaba la liga de fútbol. Después de ese fatídico año, el asesino había desaparecido sin dejar rastro, dejando a Carmen y a las familias de las otras víctimas sin justicia ni respuestas.

Una década después, el Real Madrid volvió a ganar la liga, y con ello, el Asesino de la Liga resurgió de las sombras, causando pánico en la ciudad de Madrid. Carmen, devastada por la posibilidad de que el asesino que había matado a su hija volviera a actuar, decidió investigar por su cuenta y colaborar con la policía en la búsqueda del criminal.

La inspectora Marta Sánchez, encargada del caso, acordó trabajar con Carmen, pues entendía su necesidad de encontrar al asesino y obtener justicia por la muerte de su hija. Juntas, comenzaron a buscar pistas sobre la identidad del criminal, revisando los archivos de las antiguas investigaciones y analizando los patrones de los asesinatos.

Pronto, descubrieron que todas las víctimas tenían algo en común: trabajaban o vivían cerca del estadio Santiago Bernabéu, el hogar del Real Madrid. Esta conexión les llevó a sospechar que el asesino podría ser alguien relacionado con el club de fútbol.

Siguiendo esta pista, Carmen y la inspectora Sánchez lograron identificar a un hombre llamado Raúl, un empleado del estadio que había trabajado allí durante la época de los asesinatos y que había desaparecido misteriosamente al mismo tiempo que el Asesino de la Liga. Raúl había regresado a Madrid recientemente, justo antes de que el Real Madrid ganara la liga nuevamente.

Con la sospecha de que Raúl era el asesino que buscaban, Carmen y la inspectora Sánchez lo siguieron hasta su casa, donde encontraron pruebas de sus crímenes: recortes de periódicos sobre los asesinatos y objetos personales de las víctimas, incluido un colgante que pertenecía a la hija de Carmen.

Cuando confrontaron a Raúl, este confesó ser el Asesino de la Liga, explicando que los asesinatos eran su forma retorcida de celebrar las victorias del Real Madrid. La policía arrestó a Raúl y lo llevó ante la justicia, donde fue condenado por sus crímenes.

Aunque el arresto del asesino no devolvería a su hija, Carmen finalmente pudo cerrar ese oscuro capítulo de su vida y encontrar algo de paz. La ciudad de Madrid también respiró aliviada, sabiendo que el Asesino de la Liga ya no acechaba en sus calles. Pero el recuerdo de los asesinatos y la extraña conexión con el fútbol permanecería en la memoria de la ciudad para siempre.