La domótica es una de las innovaciones técnicas más determinantes en el incremento del precio de las matrículas de las enseñanzas privadas. En el aula catorce del edificio de estudios criminales, se podía respirar, sin dificultad, el seductor aroma del caro crédito universitario. El silencio de la blanca pantalla reflectante, bajando del techo, interrumpido únicamente por el sonido del botón de encendido, configuraba un ambiente de los más misterioso, enigmático y escalofriante en la clase. Pero el culpable del entorno mágico de respeto y atención del alumnado no era ningún objeto, sino un singular profesor de carne y hueso. Las enseñanzas del doctor César Aguado, por sí solas, sí que eran merecedoras de rascarse el bolsillo. Una imagen fotográfica se abre paso entre los destellos del haz de luz.
– ¿Qué ven aquí?
-Un niño con una pelota de baloncesto.
-¿Edad?
– Pues quince o dieciséis años.
– Falso. Trece es la respuesta correcta.
– Pues es todo un hombretón.
– Cierto. ¿Piensa que es un criminal?
– No lo parece.
– ¿Qué rasgos humanos le hacen intuir un genérico paradigma físico que pueda definir al autor del injusto penal, señor Velasco?
-Pues, no sé. Que tenga cara de loco, falta de higiene, que denote mala vida……
– ¿Qué le hace pensar que este chico ha tenido buena vida?
– Pues lleva ropa de marca. El pelo lo tiene cuidado. Parece que esté jugando en el jardín de su casa.
– ¿Diría que es feliz?
– Supongo que sí.
– ¿Qué le hace pensar que lo es?
– Su sonrisa.
– ¿Una sonrisa no se puede disimular?
– Sí, claro que se puede.
– Entonces, como futuro criminólogo, con una simple fotografía no puede usted arrojar ningún tipo de teoría, acerca del perfil psicológico del chico, que vaya más allá de sus propias conjeturas e impresiones. ¿Cómo podemos saber si estamos ante un delincuente o no?
-No podemos saberlo.
-¿Qué me puede decir de sus ojos?
-Pues los tiene como achinados, entreabiertos. Parecen claros.
-De nuevo está usted equivocado. No ve más allá. Los ojos de un ser humano tienen una forma, un tipo de pestañeo, un determinado color…Pero un criminólogo tiene que ir mas allá en su visión.
-No sé a qué se refiere, señor Aguado.
-Me refiero a que este chico de trece años mató a su padre con una escopeta movido por la venganza hacia el maltrato físico que éste le profería. A los ojos de la sociedad es una víctima, a los ojos del Estado es un ser inimputable, a los ojos de usted es un niño feliz. Un criminólogo tiene que ser capaz de mirar el alma de los sujetos, objeto de su estudio. Debe liberarse de sus propios prejuicios y guiarse por las pruebas de nuestra ciencia, no por el corazón. Lo único que me importa es saber si es un juguete roto o en cambio es un monstruo que se sirve de su apariencia de corderito para delinquir. Lea su alma para aprobar esta asignatura y para desenmascarar criminales, Velasco. La universidad debería invertir más en sus futuros lectores de almas, no en domótica moderna.