LEO
MONICA BERMEJO | QUETA BERMEJO

Raquel entró en la comisaría, una mañana más, con sueño acumulado. No dormía bien; lo achacaba a la ansiedad que le provocaba el caso que investigaban. En quince minutos tendría lugar la reunión de coordinación y poca sería su aportación. El asesino la estaba volviendo loca. Era cruel con las víctimas y parecía tener una especial sed de sangre durante cuatro días consecutivos, cada mes; después descansaba hasta el siguiente. Esperaban conseguir más datos para cazarle en el próximo homicidio. Tan desolador como eso. Estaban perdidos, y según sus cálculos, esa noche marcaría el inicio de al menos cuatro muertes más.
El asesino se hacía llamar Leo; lo habían descubierto en el último asesinato. Se ponía en contacto con sus víctimas por medio de una aplicación de citas de difícil rastreo que operaba desde países que se resistían a colaborar con la Interpol. Raquel había estudiado el caso a fondo, no encontraba la pieza clave que le llevara a atraparle.
Una reunión dio paso a la siguiente. Las jornadas se tornaban maratonianas según se sucedían las semanas, pero el resultado era el mismo.
La noche llegó sin apenas aviso. Raquel cayó en la cama mientras emitía un suspiro resignado. Se abrazó a una pequeña esperanza, tal vez el asesino no actuara esa noche, quizás le diera pereza enfrentar el frío, o una migraña le impidiera salir de la cama.
Se durmió con esa vana ilusión.
Leo inhalaba el humo del cigarro satisfecho tras haber saciado su hambre. Los cuerpos inertes de sus dos víctimas goteaban sanguinolentas esa última lección.
Apagado el cigarro en la frente de una de ellas, limpió el cuchillo en la camisa de la otra y procedió resignado a ponerse de nuevo su disfraz. Aquel que no le correspondía: el vestido y los zapatos de tacón que portaba como doloroso recordatorio de que su vida no le pertenecía del todo. Su vida compartida.
Debía darse prisa, Raquel despertaría en unas horas, preguntándose por qué dormir no eliminaba su cansancio perenne, y por las mañanas había sangre bajo sus uñas.