La calle estaba oscura a su espalda pero ella seguia oyendo esos pasos que le recordaban a algo pero todavía no sabía lo que era. Quizás el futuro pisandole los talones o algo peor pero siguio adentrándose en esa calle rodeada de edificios antiguos y con tanta historia.
A su derecha esos pasos eran más acentuados y a su izquierda eran algo tímidos pero siempre estaban allí. Empezó a aligerar el paso y oyó como los pasos se disipaban así que empezó a correr, esos pasos cada vez eran más y más lejanos así que decidió doblar la esquina. Una esquina sucia y hasta desagradable y al cabo de un rato vio pasar algo que la sorprendió, era ella segundos más tarde, más mayor y con algunas canas más pero al fin y al cabo nada que tuviera que temer así que siguió en esa esquina esperando a que se fuera por miedo a saber por la vida que iba a pasar, para bien o para mal no quería saberlo. Quería vivir su vida sin pistas.