MELODÌA CRIMINAL
Francisco Blasco Vañó | Curro

Ese deseo de arrebatar la vida a los demás está más allá de mi control. Pensamientos intrusivos me atormentan, descartarlos no puedo. Han vuelto para vengarse, en mis sueños aparecen sus caras deformadas riéndose a carcajadas. ¿Qué será de mi?
Haciendo caso omiso a mis tormentos y a mis pesadillas… sigo quitando la vida a gente al azar: busco una posible víctima, estudio sus horarios, sus costumbres y pienso cómo lo haré sin dejar rastro. Ni pistas, ni huellas. Ese deseo incontrolable de ejecutar a personas me produce cierta satisfacción. Bastante.

El perspicaz inspector Flores va tras mis pasos; no puedo cometer errores. La última vez se acercó mucho. Esa testarudez suya en indagar, en realidad, me resultaba muy molesta, provacaba en mí un sentimiento de congoja, como un sollozo que no podía salir.
¡No me atrapará jamás!.
¿Qué pensarían mis feligreses si supieran toda la verdad?