miedosa a la cena
ANA FERNANDEZ SOTO | jorchlana

El metro abre sus puertas en Tribunal, me miran no se quién es, el disfraz me impide reconocerle.
Las escaleras mecánicas van más lentas que nunca, Los empujones de los que suben me atemorizan. ¡Como me he puesto taconazos en Carnaval seré estúpida!
Aire, calle, noto su aliento cerca de mí, mi corazón mueve mi camisa que insinúa el sujetador negro. Me agarro el bolso, saco el móvil.
Allí está mirándome, sonriendo disfrazado de la serie el calamar.
Sigo por la calle mis tacones suenan empiezo a tener miedo, no hay mucha luz ni mucha gente y la máscara está a unos pasos de mí, me va a dar algo…que hago? Quedan unos metros para llegar, no sé si parar, si seguir, llamar un Uber…mis pasos se aceleran casi voy corriendo.
Mira hacia atrás y allí esta con el mono rojo acercándose, ¿ qué hago? Veo la farmacia abierta entro y pido tiritas estoy sola en la farmacia al pagar pregunto a la farmacéutica si hay alguien en la puerta y me niega con la cabeza, pago y me voy, es carnaval Leticia, solo es un hombre con un disfraz que ira a una fiesta.
Saco un pitillo y le enciendo y como por arte de magia una masa roja con careta blanca me pide fuego, me echo a correré como una descosida y me escondo en un café he logrado despistarle y en la barra me pido un tequila, el camarero me mira como si estuviera loca no hay nadie disfrazado en el bar y me dice que mire tranquilamente nadie ha entrado detrás de mí.
Me esperaban en Lamucca, para cenar, pero trago otro chupito me están sentando bien el alcohol hace que el miedo disminuya.
Me llaman, pregunta si estoy bien, claro como llego tarde ..están preocupados te has bajado en Tribunal y el restaurante está en Fuencarral pasa algo???
Me avergüenzo he sido una miedica, como una niña aterrada y me invento una excusa,
– me caí en las escaleras del metro, estoy bien
Van a pedir por mí y quiero un pulpito y la ensalada me da igual llego en un minuto.
Ya sentada en la mesa con me atrevo a contar mi odisea mi pulpito lo trae la camarera y a la vez me gritan gírate mira la sorpresa.
Me cabeza gira 45 grados y mis ojos ven esa careta repugnante blanca acercándose hacia mi cara. Yo sin pensarlo dos veces agarro el pulpito, con su puré caliente y se lo estampo en la cara y me rio como el muñeco Chuky mientras el puré se desliza por su mono rojo y me río mientras le insulto.
Pobre amiga que quiso sorprenderme desde el metro, quería meterme debajo de la sabana a sudar de vergüenza y no de miedo como cuando me contaba mi padre la historia de la rubia que desaparecía en la curva haciendo auto stop.
Y me sentí como el protagonista de una cena de idiotas.