Ella llamó a la puerta y esperó, se escuchaba vagamente una canción de Little Richard, estaba en casa, sabía que tardaría en abrir, acababa de llegar de un concierto, lo encontraría medio borracho y seguramente drogado. Finalmente se escucharon los pasos, abrió y extrañado preguntó:
– Pilar, ¿y la niña?
– Con mi madre, se quedará a dormir allí.
Se hizo un silencio, reanudó la conversación diciendo:
– Vengo a hablar, te he traído esto, le mostró una bolsa con cervezas y bourbon.
– Ya sabes que no me puedo pasar, el corazón…
– Nadie dice que te las bebas todas…, nadie nunca te lo dijo.
– Ya empezamos – dijo mirando el suelo avergonzado.
– ¿Sabes?…, me molestas, estoy hasta los cojones de ti, no quiero volver a verte, he tomado una determinación y la voy a llevar a cabo. Se acabó, no encuentro el sentido a tener que preguntarte nada referente a mi hija, es mi hija, y estoy hasta los putos cojones de ti.
Así que he venido a disfrutar, puedes tomarte una cerveza, y luego abre el bourbon, que yo me quedo un rato.
Estaba confundido, no entendía nada. Abrió la cerveza, bebió, la miró. Impaciente ella abrió la botella de cristal, sacó un puñado de pastillas antidepresivas del bolsillo y las introdujo en la botella.
– ¿Estás loca?
– ¿No querías acabar con todo?, pues como no tienes los cojones suficientes, aquí estoy yo. Bébete la puta botella y revienta.
Así lo hizo, ella impasible esperó hasta que convulsionó y comenzó a salir espuma por la boca, tranquilamente suspiró, cogió la botella, se levantó y se fue.
– Debe llevar menos de una semana muerto, ha llamado una amiga, hace días que no sabía de él.
– ¿Y la familia?
– Un hermano, poco trato.
– ¿El móvil?
– Poca cosa, se fue de fiesta, volvió, se puso a beber, sin trabajo, depresivo, separado, con una niña pequeña…
– ¿Su exmujer?
– No sabía nada de él desde hace casi un mes, no le pasaba la pensión de la niña.
El policía Vagao sentenció:
– No hay muchas sospechas, no creo necesario abrir investigación, todo indica que fue él quien decidió su desenlace.
Veinte días después de que su hermano solicitase una autopsia los forenses ratifican en el informe el veredicto de Vagao y escondido en una columna de un periódico digital local un pequeño titular reza: “Encuentran en su casa el cadáver de un hombre de 50 años que llevaba seis días muerto”, en el texto sugieren que fue debido a una combinación de alcohol, drogas y excitación.
Y en su esquela se puede leer: «A muchos les rondó pero a pocos importó. (Pilar)».