MISION: DETENER A JOHN STERNWICK
Rosa Isabel Cándido Mateu | Abel Ross

Aparqué mi vehículo en un callejón, lejos de miradas indiscretas. Volví a comprobar la dirección que me habían dado, y decidí ir a pie hasta allí. Mi destino estaba algo lejos, pero prefería caminar.
Al llegar, pude observar que era un barrio bonito, residencial, al oeste de la ciudad, Courtwey. Casas de dos plantas, con jardín en la parte frontal, fachadas pintadas en tonos claros, parques con columpios cada varias manzanas…precioso.
Pero no debía ni podía entretenerme, urgía encontrarle cuanto antes. Mi superior me había puesto en antecedentes: el sujeto al que debía detener era muy peligroso. No debía vacilar, aún cuando su aspecto me hiciese dudar: las pruebas eran concluyentes.
Busqué el número de la vivienda.
-136,138,140….ésta es.
Era una bonita casa, parecida a las demás, con flores en las repisas de las ventanas. Un Dodge Durango blanco, nuevo, estaba aparcado en la entrada, y más allá, mal apoyada en un seto al borde de una de las ventanas, vi una bici dejada de cualquier modo. Todo parecía indicar que ese criminal estaba en el interior de la casa.
Así que me preparé.
Llame a la puerta con los nudillos, y se escuchó una melodiosa voz femenina:
-¡Ya voy,ya voy!
Abrió la puerta la que supuse que era Mary Sternwick.
-¿Señora Sternwick?
-Sí, soy yo, ¿desea algo?
-Soy el inspector Maxwell, y ando buscando a John.
-Lo siento, pero mi marido está de patrulla hoy, si es usted un compañero debería saberlo, ¿no?.
-No busco a su marido, señora, sino a su hijo.
-¿A Johnny?, ¿por qué?, no entiendo…
-Debo hablar con él, señora.
Mary, desconcertada, me musitó un «espere un momento, por favor», y entró en la vivienda.
Un par de minutos después, se abrió la puerta de nuevo, y salió Mary acompañada por John, que me miraba de reojo.
Era un muchacho de 13 años, delgaducho, pálido, de ojos y pelo claros, con carita de buen chaval. Ni su madre ni él entendían qué estaba pasando, y sabía que no iban a creerme, pero tenía que hacer mi trabajo.
-John Sternwick, en nombre de la policía de Courtwey, quedas arrestado preventivamente por tus asesinatos de febrero de 2027.
-¿Pero qué dice?, ¡si estamos en julio de 2022!, ¡usted está completamente loco!, me gritaba ella mientras abrazaba a su hijo.
-Señora, debe escucharme: en pocos minutos sus vidas van a dar un giro dramático. Esto hará que John caiga en depresión y, en unos años, entre armado en el centro comercial y asesine a 37 personas. Mi trabajo es evitarlo a toda costa, así que debo llevármelo a un lugar controlado, antes de que todo esto suceda.
Y antes de que Mary pudiese contestar, saqué el dispositivo que utilizaba en estos casos, pulse el botón, y las ondas hicieron que ambos quedasen paralizados.
Mientras el padre moría en acto de servicio, yo cargaba a Johnny en mi nave, y me lo llevaba a 2027, de donde yo venía.
Acababa de salvar 37 vidas