Morir por la música
Judit Agudo González | IamthatGirl

Cada año, Ana volvía a ese instante. Al momento en el que, en uno de los festivales más populares del país, un asesinato lo paró todo. La huella de ese segundo seguía visible entre todos los asistentes del festival burgalés. Es difícil olvidar lo que sientes al ver cómo una bala alcanza a uno de los excomponentes de uno de los grupos pioneros del tecno-pop en España.

Ana siempre quiso ser periodista y, cuando descubrió que podía vincular su carrera con su pasión por la música, no dudó en ganarse un hueco en la industria. Gracias a su trabajo, vivía la experiencia de miles de festivales y, este, era uno de sus favoritos… hasta que en 2019, todo cambió.

Desde entonces, Ana sentía que debía resolver la incógnita de lo sucedido. Esa sensación se intensificaba cuando pisaba la arena del festival. Había seguido la investigación policial al pie de la letra y no se había perdido ninguna actualización. Con la excusa de su trabajo y sacando partido a su particular labia, incluso había tenido acceso a ciertos detalles escabrosos sobre el caso.

Tenía una intuición y sabía que había mucho más detrás de la historia del artista. Él siempre había estado envuelto en la polémica y, esto se había visto en los medios de comunicación. Pero no habían conseguido esclarecer quién había llegado a odiarle tanto como para conducirle a su final subido en su trono, el escenario.

Cuando se inició la investigación, hablaron con todos los posibles culpables y se abrió el debate sobre si sus excompañeros de grupo habían tenido algo que ver. Pero todo quedó desmentido. Todo el mundo tenía una coartada y no existían pruebas reales.

Ana tenía la corazonada de que el pasado seguía presente. Y que la muerte estaba ligada a la disolución del grupo en 1992. Su búsqueda personal le había llevado hasta ese punto…y algo le decía que la respuesta estaba en el propio festival.

Siguió todos los conciertos, deambuló por todas las esquinas del recinto. Habló con mucha gente, vigiló posibles caras conocidas… intentó mirar desde perspectivas que hasta ese momento no había tomado. Y de repente, entre la multitud, lo vio claro. Era él. Le recordaba de los primeros meses de investigación. No tuvo nunca un papel protagonista y no destacaba. Y justo eso fue lo que le hizo cometer el mayor error de su vida.

En 1983, la mítica canción “No controles” alcanzó el éxito en España y Europa, pero hubo una persona que no obtuvo ningún reconocimiento. Nacho asumió la autoría del tema y dejó de lado a uno de los mejores amigos de su hermano, a pesar de que había estado apoyandole durante todo el proceso. Durante años, no pasó nada. Pero, la vuelta a los escenarios en este festival, fue la cerilla que prendió la llama interior de este compositor olvidado. Y hoy, tras 3 largos años de investigación, ella le había descubierto y, esta vez si, obtendría su ansiada fama…aunque no como él soñaba.