Negocios sucios
Juan Jesús Beiro Caamaño | JuanLira

NEGOCIOS SUCIOS

Desde el principio él conocía la identidad del asesino. Por algo era el comisario, tal vez la persona más astuta de la ciudad.
Y le había llegado el momento de actuar. Sabía que no podría detenerlo. El asesino era un personaje muy poderoso y escurridizo, capaz de destruir pruebas, sobornar policías, eliminar testigos… Así que debía «liquidarlo», como dicen los mafiosos.
La noche era oscura y peligrosa. Sin embargo, la puerta estaba abierta.
Nadie en la cocina. En la habitación principal, una bella mujer dormía despreocupada, totalmente ajena a los «negocios sucios» de su marido. Sabía que la siguiente habitación era la de las gemelas. Éste no era momento para ablandarse… Debía ser fuerte…
Al final del pasillo estaba el baño. Se encontró al asesino frente al espejo, lavándose la sangre de las manos. Sus ojos de diablo…
No podía dejar que reaccionara e intentara defenderse… Con un movimiento rápido sacó su pistola… y se disparó en la sien…