NeoMetro
Juan Antonio Álvarez Prados | Juan Antonio Alvarez Prados

Noche cerrada, toque de queda, solo unos pocos valientes, pagados con privilegios, permanecen afuera, apostados estratégicamente en cada entrada y salida de la neocity subterránea, en la red de túneles del metro de Madrid.
Manuel Rojas, mitad Polaco, de tatarabuelos gato, era lo suficientemente avispado como para aceptar prebendas del actual Régimen a cambio de trabajos poco ortodoxos. Con el «Nalewka» que él mismo destilaba, muy valorado en el mercado negro, gratificaba su gaznate.
-¡Hey Polacooo!-, gritaba un chico al otro lado de los barracones de chapa. -¡Polaco!- Sus zancadas resonaban por toda la estación de Pacífico. – ¡Polaco!-
Movièndose resacosamente, està por callar al chico con su porra telescópica paramilitar.
-Maldita sea perro Juan (así llamaban todos al chico) -¿A qué viene tanto entusiasmo?
-¿Entusiasmo? Venga brigada Rojas mírame-. Rojas levantó la mirada con hastío por lo de «brigada» – ¿Qué te ha pasado esta vez perro? ¿Volviste a meter tus narices donde no debes?-
– No, bueno sí-, – Pero ya me conoces el sabueso se entera de cosas y está vez es gordo Rojas. -¿Ah si? ¿Y si es tan gordo còmo no te han matado? Contestó el Polaco señalando la nariz sangrante del chico mientras buscaba un vaso para echarse un trago. -Olvida mi nariz y escucha – dijo el muchacho. – estaba en Puente de Vallecas buscando algún hueso que roer, vi a los estibadores del sur descansando del turno esnifando rapé, cuando uno de ellos cuenta como un compañero portuario de Cuatro Caminos, hacíendo su turno, una ciudadana de zona C se desplomó en sus brazos murmurando «… temblores se acercan, la muerte del bigesimotercer canciller sucederá, el pago de la revolución debe de llegar a O’donnell» y falleció.
-¿Venga ya chaval vas a hacer caso de lo que una loca diga a un desgraciado de aduanas? Replica el Polaco antes de sumergir su desencajada cara en una vieja palangana con hielo . – ¡Déjame terminar joder «Pola»! Que el tipo se sacò un papel del bolsillo, se lo enseñò al compañero y susurró algo de un envío especial. Supuse, por còmo se guardó el papel, que era importante y tenía que averiguarlo. Rojas «el pola» se rie -¿Me estas diciendo que has metido la mano en el bolsillo del portuario, te ha pillado y te partieron la cara? Yo te hubiera partido el brazo-. El chaval da un paso al frente amenazador intentando que le tomen en serio- ¡Brigada aquí está el papel y fui yo quién golpeò al portuario provocando la pelea para asi robarselo señor!- Aún así el rudo Rojas no hace caso, va a replicar al chaval por su comportamiento temerario pero es interrumpido por un noticiario de emergencia ~»última hora acaba de fallecer por causas naturales nuestro vigésimotercer amado canciller» ~. Mientras la megafonia continuaba Rojas arrebata el papel a Juan, observando en èl unos números incongruentes y los nombres de cinco estaciones de metro entre ellas O’donnell rodeada con un círculo rojo.