¿Sabe cuando una se levanta con ese presentimiento, con esa idea de que algo malo va a suceder?, ¿no le pasa? A mí sí, a veces. No es agradable. Como el sueño que he tenido hoy, fíjese: soy pintora y dibujo un retrato con un ojo enorme y desproporcionado. Dentro del ojo hay otro ojo y otro y otro. Infinitos ojos en el interior de ojos.
Raro, ¿verdad, Lola Índigo?
Luego trabajando, ya sabe, de aquí para allá, recoge y deja gente, una espera que la sensación se difumine, pero no. Cada vez estoy más segura, va a pasar una cosa terrible.
Que igual estoy hablando demasiado… si le molesta me dice, ¿eh?, ¿quiere agua?
Lola Índigo, imposible, qué fuerte.
Es que soy su-per-fan.
Y mire que he tratado de distraerme, con la radio, con los clientes, con la lluvia, pero nada, no he conseguido quitármelo de la cabeza. Todo el día llevo con una angustia que me sube por aquí y es que no se me va, oiga.
Cuando he parado a tomar café los compañeros tampoco me han hecho caso. Dicen que es estrés, problema de los ritmos circadianos, ya sabe, el turno de noche, pero no me queda más remedio, una tiene que ganarse el pan.
Ojos dentro de ojos, ¿qué cree que significa, Lola Índigo?
¿Está bien la temperatura?, ¿cambio la emisora?
No creo en Dios ¿y usted? Ya sé, ya sé, ¿cómo me atrevo a hacer una pregunta tan personal? porque ya hay confianza entre nosotras ¿a qué sí? No, no estoy siguiendo el GPS.
Te decía… Dios, que no creo. Antes sí, pero antes no soñaba. El caso es que he ido por el barrio y al pasar cerca de la iglesia me han dado ganas de entrar. Por si acaso, por lo del presentimiento, supongo. Mi vieja va mucho, le habla de mí al cura.
He llamado a la puerta y nadie ha abierto. Así que he lanzado una piedra contra la ventana, que se joda el cura.
Luego te he recogido y cuando hemos cruzado miradas por el retrovisor me ha sorprendido verte. La famosa Lola Índigo sentada en el asiento de atrás. Qué cosas. Ojos y más ojos. En el sueño, al final, ya no se ve nada más que un manchurrón en medio de la cara. Sin embargo, el cuadro tiene mucho éxito, y eso que solo yo conozco lo que hay debajo.
Ahora voy a parar, no te asustes, pero dame el puto móvil. Me tienes que hacer caso, y como eres una chica lista, Lola Índigo, no te tengo que explicar por qué.
Y te ato por tu propio bien, sé lo que hago. Ojos enormes que son vistos observar por encima de la cinta adhesiva que te tapa la boca. Pero, ¿por qué me miras así? No me digas que no te lo veías venir. A mí no me sorprende desde luego, una ya sabía que algo malo iba a pasar.