Podrás con él pero no conmigo
María José Bueno Pablos | Marijose

Todo está en silencio, no se escucha ni una mosca, todo es diferente aquí y estudiar, parece ser más fácil.
-¡Hola Laia! Acompáñame un segundo, ¡Por favor!- Me di la vuelta y vi al inspector que lleva el caso por el que me han llamado. Lo seguí hasta una puerta que ponía prohibido el paso, me paré y él me hizo con la mano un ademán de seguir andando, le seguí. Llegamos a una sala donde había una gran mesa, con muchas sillas y una pantalla enorme al final de la sala para un proyector. Lo observaba todo lo que había, nunca había estado ahí. -¡Siéntate por favor! Enseguida vendrá el director-. Estaba nerviosa, eso significaba algo importante; un ascenso, o tal vez, me echen, cualquier cosa puede pasar. Me estremecí al ver a un hombre alto pelirrojo y con bigote, supuse que era el director.
-¡Buenos días señorita Rivera! La he citado aquí para hablar sobre el caso. El inspector Martínez y yo hemos decidido que usted sea la ayudante del inspector para el caso, la vemos capacitada y esperemos que no nos falle.- Me quedé atónita, no esperaba que pudiese involucrarme en un caso tan temprano.
– Muchas gracias director por confiar en mi, no les fallaré.- Después de esa frase me levanté, les di la mano y me fui alegre y orgullosa de mi misma.

Unos días más tarde, seguía estudiando en la biblioteca todo los informes sobre el caso que el inspector me había dado. Lo leí todo: “Chaval de 17 años desaparece en L’Hospitalet de Llobregat, a las cinco de la mañana, volviendo de su graduación, llevaba una camisa blanca, pantalones negros de traje y zapatos de charol, lo único que tenemos es su americana que encontramos tirada en el suelo del descampado al lado del local.
Sus padres llaman siete veces al día preguntando si lo hemos encontrado, y siete veces que contestamos que lo estamos buscando. La primera frase que me dijo el inspector al darme estos archivos fue: << No te vuelvas loca con este caso>> . Debería controlarme y tomarme un descanso, paso día y noche pensando si estará vivo o muerto, solo se que haré todo lo posible por facilitar el trabajo al inspector y encontrarlo. Me levanto de la silla y cierro todo, miro de nuevo la foto de él, de Marc, solo pienso en sus padres, en su estado, debe ser duro. Recojo todo y lo meto en mi maletín, voy a tomarme un descanso, e iré al bar de enfrente. Al salir a la calle, veo algo extraño, un coche negro de matrícula francesa, al lado, un hombre entregando un sobre; escucho ruidos, golpes, viene de dentro de ese oscuro coche, me quedo mirando fijamente al hombre que hace la entrega, me mira y yo vuelvo a la realidad, algo raro pasa y no sé el qué. Sigo hacia delante para entrar al bar y tomarme mi descanso, ya pensaré más tarde en ese coche.