¿Quién ha matado este amor?
Elena Bethencourt | Ely

Cuando la relación entre Manuel y Lola aparece sin vida encima de la cama, Lola es la principal sospechosa. Manuel se pasea por el dormitorio, a la que él llama la escena del crimen y acusa a su esposa de haber asesinado su amor a sangre fría. Ella por supuesto lo niega: “Yo no he matado nunca ni una mosca. En todo caso el culpable eres tú, que no te fijaste que lo nuestro ya venía enfermo de atrás”, le grita.
Manuel quiere demostrar la autoría de su esposa y contrata a un detective para que vigile sus movimientos, puede que no lo haya hecho sola, piensa, que exista algún cómplice, una cabeza pensante que la ayudó.
Después de seguirla a sol y sombra durante casi una semana, el detective informa de que:
• El primer día, Lola se levanta temprano y pasea al perro en pijama. Luego con ojeras y sin peinarse va a la oficina con un traje pasado de moda, sin maquillaje. Al salir del trabajo, conduce al supermercado y vuelve a casa de inmediato.
• El segundo día, igual excepto que en vez del supermercado va a la farmacia.
• El tercero, a la biblioteca.
• El cuarto, a la peluquería y al salón de belleza.
• El quinto, a comprar vestidos, zapatos y ropa interior.
• El sexto pasea la calle de arriba abajo, con un precioso vestido azul agua marina de raso y tacones, la melena suelta y brillante, los labios pintados. Está nerviosa, mira el reloj. Parece que espera a alguien, estudia la calle, contonea las caderas, se mira al espejo con coquetería, observa siempre a su alrededor.
Llegados a este punto, el detective opina que Lola hasta el momento solo ha jugado a despistar, que lo más probable es que en breve aparezca el hombre con el que se ha cargado su relación.
Manuel, por su parte, concluye también que efectivamente Lola tiene un amante, por eso se está poniendo tan guapa de repente, que seguro que hace tiempo que está con él y ese es el motivo por el que ha dejado morir su amor.
A todas estas, Lola, que —a pesar de que él nunca le diga cosas bonitas— solo ha tenido ojos para Manuel, se encuentra últimamente más viva y ha recuperado la ilusión. Le gustaría pensar que es porque los celos de su marido demuestran interés. Pero no. Lo que le pasa es que se ha percatado de que un hombre muy apuesto lleva seis días detrás de ella y hace tiempo que nadie le presta tanta atención.