Buenas noches, queridos amigos.
Os he reunido aquí para descubrir quién me mató.
Sí, como habéis oído, sé quién me mató y sé que el asesino está entre vosotros.
Empecemos por el principio.
Laura Martín, 36 años, en pareja e inspectora de policía, hallada muerta en mi casa, en la cocina.
El cadáver tenía manchas rojas en el cuello, pero no era sangre. También se supo que me mataron media hora antes al descubrimiento del cadáver.
Morí por envenenamiento.
Penélope, Marta, Adrián y Oriol.
Cuatro sospechosos que querían verme muerta.
Penélope, amiga de la infancia, nos llevábamos bien, aunque Penélope me tenía envidia, había conseguido ser inspectora y ella era policía simplemente.
Marta, mi hija, se acostaba con mi pareja, lo descubrí y él la dejó. Estudiaba enfermería.
Adrián, mi primer ex, cuando le dejé, cayó en una depresión de la que le costó varios años salir. Trabajaba pintando cuadros.
Oriol, mi hermano, fue quien robó el boleto de lotería que gane, lo descubrí e hice que me lo devolviese, en pocas palabras, le quité la fortuna que tenía en las manos. Trabajaba en un supermercado.
Todos sospechosos. Todos capaces de matar a alguien. Todos con ganas de que yo sufriese.
¿Qué? ¿El culpable es tan valiente para matar pero no para inculparse?
Bueno, seguiremos el plan entonces.
Laura Martín, me vieron por última vez el miércoles a las 10 de la mañana en la carnicería de mi pueblo de Valencia, discutiendo con el carnicero porque se había quedado mi fiambre.
Salí de la carnicería y se me vio hablando con Penélope, discutiendo.
Cuando acabamos de hablar, fui a un supermercado cerca de allí, dónde me encontré con Adrián, el cual me amenazó enfrente de las cajas.
Me fui a casa y en el patio me esperaba Oriol, tenía que hablar conmigo de unos asuntos.
Una vez entramos en casa, nos encontramos a Marta, mi hija, la cual hizo todo lo posible para que sufriese.
¿Ya sabéis quién es? ¿Nos acordamos de las manchas rojas?
Bien, era pintura y además bastante cara.
¿Pintura y envenenada? No cuadra ¿no?
Pues sí, sí cuadra.
Fui envenenada por polen, dentro del café que me dio Oriol.
Mi propio hermano me envenenó. Sabía que era alérgica.
A su vez Marta le ayudó, cuando me hizo efecto ,me pintó el cuello con pintura mezclada con el mismo polen que tenía en mi terraza para que inculpasen a Adrián, ya que el único que tenía acceso de mi círculo a pinturas tan caras, era él.
Adrián se enteró del plan por una filtración y vino a mi casa con Penélope que después de la discusión tenía más claro que nunca que quería que falleciese.
Todos queríais verme muerta, todos lo intentasteis, pero siento deciros que ninguno lo consiguió.
Os envío esta nota desde Miami, dónde estoy de vacaciones gracias a la excedencia que mi jefe me dio cuando me ayudó a investigar como había sucedido todo.
Os recomiendo mejorar para la próxima.
No es tan fácil matarme, no os olvidéis.
Hasta pronto.
Se despide, la inspectora Laura Martín.