Los agentes Castro y Bermúdez llegan al apartamento donde ha muerto desangrado un hombre de 48 años, de profesión fontanero, soltero y sin familia.
Lo único que sabían los vecinos de David, era que solía frecuentar con regularidad un bar y una iglesia cercana. Los vecinos también informaron a la policía, de que habían escuchado gritos de una mujer aquella noche sobre las tres de la mañana.
Bermúdez y Castro quedan horrorizados al ver el cuerpo del fallecido. El cual yace en el suelo del salón, y le falta toda la masa corporal. Alguien le ha cortado toda la parte delantera y trasera de su cuerpo, dejándole en carne viva.
—¿Cuándo sabremos el resultado de la autopsia? Pregunta Bermúdez a la forense.
—Mañana, a primera hora. Contesta la forense.
—Hay cámaras de seguridad en la esquina de esta calle, las revisare para comprobar quien entró y salió esa noche.
—Si hazlo, yo iré al bar y a la iglesia donde solía ir este hombre. Dijo Bermúdez.
Tras revisar las cámaras de seguridad, Castro halla una grabación en la que se ve como el fallecido entra a las tres de la mañana en el edificio acompañado de una joven mujer. Inmediatamente ordena a sus subordinados, que hallen a la joven para poder interrogarla.
Por su parte David visita la iglesia que a la que solía acudir David. Bermúdez le pregunta al párroco si había notado algo raro en David últimamente. El cura cogió aire y le conto todo lo que sabía sobre David.
—David tenía ataques de ansiedad desde hacía meses, además últimamente siempre le notaba desquiciado a raíz de su problema de sobrepeso. Me había confesado que las mujeres siempre le rechazaban por estar gordo y que la gente lo miraba con desprecio.
Algo con lo que no estaba de acuerdo el padre Alejandro, ya que le constaba que sus vecinos le saludaban siempre de forma agradable.
Bermúdez se reúne con Castro en comisaría para llevar a cabo el interrogatorio a la joven que había sido detenida como principal sospechosa.
La chica confiesa ser prostituta, reconoce que había conocido a David en un bar cercano del apartamento al que la llevo aquella noche para acostarse con ella. Asegura que ambos estaban borrachos y habían consumido cocaína. La joven relata, que tras verse en el espejo de su habitación, David le dijo que la esperase un momento.
—Tras unos cuantos minutos salió del baño. Llevaba en sus manos gran parte de su masa corporal, como si se tratase de un chaleco. Yo entre en pánico y salí corriendo, mientras pedía ayuda.
El salió detrás de mi preguntándome:
—¿Así te gusto más?
12 horas después, la forense confirmo el consumo de drogas por parte de David y también que los cortes hechos en su cuerpo habían sido llevados a cabo por el mismo con un cuter de carpintería.