El ex detective Martin Harris es despertado con la lluvia de una botella de agua que el inspector Foley y su compañero Keller vacían sobre su cara.
—Con razón el alcalde quiere limpiar la calle de estos despojos —dice Keller riendo mientras Martin se incorpora cagándose en su madre.
—Tienes un problema viejo amigo —dice Foley ayudándolo apoyar la espalda contra la pared del ladrillos—. Apareció una muchacha muerta con heridas de bala del 45 en este mismo callejón. En el que sueles dormir borracho junto a otros vagabundos y con tu M1911 de cartuchos del 45 en el bolsillo.
Harris enfocando su visión a lo largo del callejón, pudo ver a los vagabundos de pie y en línea junto a la escena del crimen delimitada por cinta policial. Los de la científica fotografiando desde la boca del callejón el cuerpo ensangrentado de una muchacha joven con la mirada vacía y la mandíbula desencajada. La entrada del callejón se siente como fuego en sus ojos, que aún luchan resacosos en la calurosa mañana. Al poco, distingue como detrás de una fila de agentes, una muchacha grita llorando desconsolada, forcejeando y agarrándose a la camisa larga del comisario Anderton que intenta que no se cuele en la escena.
—Es la hija del comisario. Si antes de que te echara del cuerpo quería matarte imagínate ahora —dice Foley.
—Yo no he sido —esputa con voz seca Harris.
—Deberíamos haberle despertado a tiros, este borrachuzo no se merece un juicio -dice Keller sosteniendo un café con la mano, pesada por la inercia de un reloj plateado con gruesa cadena.
—¿Es solo? ¿Tu café? —pregunta calmadamente Harris.
—Es de leche, sin lactosa, soy intolerante.
—Por eso te llamaban el atasca baños en la 78 ¿No? —dice riéndose.
—Cara-mierda, Foley quería darte 5 minutos, pero yo solo quiero patearte hasta la prisión más cercana.
—Al contrario de lo acertado de tu mote, las cosas no funcionan así en la calle. Los motes suelen ser contrarios a la cualidad de la persona. Por ejemplo Miller el oloroso, es un hombre pulcro para vivir en la calle —dice señalando a sus compañeros vagabundos—. El flaco Johnson. Jimmy Dedosfríos. Monjita Lily. Seco Bronson. Aunque también está, Paul robabotas, ese si está bien puesto.
—¿Por qué escuchamos a este payaso? —pregunta Keller.
—Yo no tengo balas en mi pistola. Las dejé en casa de mi exmujer.
—¿Y eso? —pregunta Foley.
—Porque si la tuviera cargada me hubiese volado la cabeza hace meses. Mi mujer a veces me llama para que vaya a por ellas. ¡Todo un detalle! Escuchad, los vagabundos quieren intimidad, pero nunca quedarse a oscuras. En la oscuridad es cuando los demás sacan su personalidad. Y aunque no dormimos expuestos, preferimos que haya algo que nos vigile, como por ejemplo, aquella cámara del cajero del 7-eleven -señala Harris-. Pero yo me preguntaría si las lágrimas de la hija del comisario son solo por una amiga, y por qué él lleva mangas largas en pleno agosto.