El retrato robot no dejaba lugar a dudas sobre quién había sido el culpable, algo que ya venía siendo habitual desde que se perfeccionaron las nuevas IAs. La víctima fue encontrada por el conserje del hotel, se había hospedado sola pero alguien la vio cenando con una persona esa noche en el restaurante. La descripción del comensal y sospechoso se la hicieron a la IA de la Policía que realiza un retrato anteriormente conocido como retrato robot pero que ahora está más cerca de una fotografía. Con esta nueva tecnología los crímenes suelen ser resueltos en menos de veinticuatro horas, por lo que el trabajo de los detectives privados ha caído en picado. Si antes vivían resolviendo pequeños crímenes y grandes infidelidades, en la actualidad, con el perfeccionamiento de las nuevas IAs su trabajo ha quedado reducido al completo, ya que incluso dando meros detalles sobre un pelo encontrado en la ropa o la descripción de un perfume te pueden realizar un retrato del individuo en cuestión casi perfecto.
Nuestra detective lleva un tiempo maldiciéndolas en lugar de buscar un trabajo alternativo, es más fácil levantarse tarde y acostarse aún más tarde y siempre de mal humor que poner solución. Era la única detective que seguía en activo, las placas de los portales habían desaparecido al completo a excepción de la suya, por lo que si alguien por alguna extraña razón necesitaba los servicios de algún detective solo estaba ella para hacerse cargo. Por extraño que parezca esa mañana sonó el timbre y al otro lado de la puerta había un cliente. Un tipo moreno, alto y delgado con una sonrisa de las que iluminan un día sombrío. Le describe la situación y nuestra detective tiene la sensación de haber viajado al pasado, es el típico caso de infidelidad: su novio está como ausente y ha visto indicios de la existencia de un amante.
– Pero, ¿usted no tiene una IA en casa?
– Claro, llevo un mes dándole detalles para que me haga el retrato robot pero sólo me da respuestas vacuas, he probado a dar detalles en otras IAs y directamente dan error, es algo muy raro.
– Malditas «inteligencias», sabía que antes o después se acabarían revelando. No se preocupe, ahora corre todo por mi cuenta
Volvía al ruedo, seguía en activo y estaba más feliz que nunca, además un caso sencillo de toda la vida, de los que había resuelto a cientos antes de que la estúpida tecnología tomara el control.
Pero nunca un caso es tan fácil como se cree al principio, resulta que el amante era la propia IA, de ahí sus respuestas evasivas y poco concluyentes. Todo acabó bien para nuestra detective, al haber solucionado el caso, pero no tan bien para el trío en cuestión ya que la IA consiguió enamorar al amante de tal manera que éste olvidó por completo a su pareja humana.
A veces las IAs pueden solucionar pequeños problemas pero provocar grandes catástrofes