Revisionismo
Ismael Ali de Unzaga | Homer

Era una de esos noches en que todo se ve mejor detrás de un vaso de whisky, tras la barra del bar. El revisionismo hizo que tuviéramos que cambiar todo el guión, no se puede beber por la mañana, ni mucho menos whisky. Era uno de esos días en que todo sabría mejor tras degustar un té sencha con extracto de amapolas y quinoa ecológica. El lobby del café protestó ante el tribunal internacional. Era uno de esos días en que todos sabría mejor después de un refrescante vaso de agua del grifo. La industria embotelladora de agua elevó su correspondiente queja. Era un día en que todo se vería mejor sin tomar nada. Es sabido que un hombre adulto necesita de dos a tres litros diarios de agua para mantener el cuidado corporal adecuado. La ministra del ramo encargó una campaña en la que miembros de alcohólicos anónimos, detectives incluidos, recuperaban sus ansias de vivir con agua, solo agua.
Era un día. Un día en el que no había sed en el mundo ni necesidad de ningún líquido. Así vamos bien? Por fin parecía que la primera frase de la novela estaba escrita y había pasado todos los filtros de la censura. Cómo haríamos para continuar la novela repleta de secuestros, extorsiones, asesinatos y crímenes. Philip Marlow se reconvirtió en orientador en una parroquia del Sur de la ciudad. Sam Spade salió del armario y abanderó el estandarte LGTBIQ plus. Pepe Carballo dejó de fumar y lleva una granja eco friendly de zanahorias que no sufren maltrato alguno en su cultivo y procesado y cuya trazabilidad puede ser vista por los clientes en el supermercado con un chip que posee cada una de los ramilletes naranjas. La novela policíaca derivó en historias inclusivas donde no había discriminación alguna ni excesos ni violencia ni lluvia por la noche ni garitos de dudosa honorabilidad. El reverendo de la parroquia pasó a ser el más malote de todos los detectives; podía citar la Biblia, a la que no se le aplicó ningún filtro. La iglesia se llenó de feligreses deseosos de escuchar historias truculentas. Cabezas cortadas, milagros impredecibles, adulterios penados con la muerte, fratricidios, Caínes y Abeles, Jezabeles, Sodomitas y gomorrañitas, asesinatos, crucifixiones…
La novela negra volvió a triunfar.