Romeo y Julieta
Paola De Grazia | SeñoritaEiffel

Mucho se rumorea acerca de los grandes misterios que envuelven el teatro de Calle Barquillo. Pero pocos saben lo que realmente ocurrió esa noche.
Cualquiera que haya estado en el patio de butacas o en el palco,
aun los más escépticos, podrían afirmar haber sentido los espíritus de Romeo y
Julieta rondando entre las poltronas.
Durante muchos años fueron muy pocos los valientes que se atrevían a asistir a las
funciones nocturnas. Se escuchaban voces, aplausos, risas aunque el teatro
estuviese vacío. Una noche el teatro se prendió en llamas y como el ave fénix renació de las cenizas, abrió nuevamente sus puertas durante el
verano de 19…
La reconstrucción del edificio se realizó usando los planos originales. Era una copia exacta del primero. Los miembros de la alta sociedad estaban allí. Se hizo una subasta para aquellos que quisieran presenciar la tarima desde el famoso Palco de Lara Martínez. Quién ganó fue un tal Felipe Lozada que peleo el primer puesto a capa y espada.

Desde aquella fatídica noche no se había vuelto a recitar la famosa obra de
Shakespeare. Por ello esta era la velada perfecta para que volviera al escenario.
Durante los primeros actos la velada transcurría con normalidad. Finalmente los
fantasmas del Teatro Infanta parecían haber desaparecido. Justo antes del último
acto se escucharon risas y aplausos entre el público. El teatro quedó en total silencio nuevamente. Se escuchó un grito que venía del Palco de Lara. La acompañante del señor Lozada, su hija Marta, pálida con los ojos perdidos en el vacío se lanzó a la platea. Los espectadores quedaron atónitos.
Al revisar el cuerpo de Marta, que había muerto al instante, encontraron unos
rasguños profundos que le había dejado el cuello en carne viva.
Romeo y Julieta no eran sus nombres. Ella, Lara Martínez, una de las mejores
actrices de la época, era conocida no solo por su sublime performance, si no
también por sus escandalosos amoríos. Por su camerino habían pasado
innumerables amantes.
Él, Antonio del Toro, un actor con poca experiencia pero sumamente talentoso.
Había saltado a la fama pocos años antes. Previamente a su interpretación como Romeo obtuvo algunos papeles secundarios. A pesar de ser un novato logró dar la talla desde el primer momento.
El amor que surgió entre ellos era tan tormentoso como el de los protagonistas de la obra shakespeariana. Lara aunque era una mujer muy hermosa y conservaba su
piel lisa era veinte años mayor que Antonio. Él en cambio con su tupida barba
aparentaba unos cuantos años más.
Antonio estaba casado con la hija de uno de los hombres más poderosos y ricos de
la ciudad, el señor Lozada. Lara por su parte era una mujer de alma libre pero se
había obsesionado con él. Esto la llevó a cometer el que ella en su carta de
suicidio denominó “el mas valiente de los actos de amor”, después de haber jurado
que los últimos labios que tocarían los suyos serían los de su amado. Así fue como
para la última función que ambos actores representan juntos la actriz intercambió el bote de veneno falso por cianuro.

FIN