Sombras.
Bryan mejia | Rêveur

Allí estaba él, en una habitación en silencio, solo interrumpida por los sonidos de los coches que pasaban por la calle, iluminada únicamente por las luces parpadeantes de una ambulancia que se llevaba el cuerpo de su última víctima. La fría mirada de ella había arrebatado el último suspiro de la persona, mientras él la observaba con fascinación, Mientras él la observaba con fascinación, y repulsión al mismo tiempo, era evidente que su mirada reflejaba un extraño interés en algo que le causaba temor. Era como si la emoción del miedo lo atrajera, pero al mismo tiempo lo repeliera. Solo alguien que ha perdido todo podría entender esa emoción, alguien cuyas emociones se han endurecido tanto que ya no pueden sentir ni demostrar ningún tipo de sentimiento, un detective que lleva una marca indeleble de tristeza en sus ojos, una sombra que nunca parecía abandonar su rostro. Misma tristeza que le sirvió para recordar el vestido blanco que llevaba aquella mujer de pelo negro y tez morena que había llegado a la comisaría unas semanas antes para denunciar un robo, acompañada del hombre que hoy se encontraba sin vida. A pesar de la mirada cansada del hombre, era evidente que sentía una ternura profunda hacia ella, lo que hizo al detective entender la conexión entre la víctima y la mujer vestida de blanco.
Pero aún le faltaba una pieza para completar su rompecabezas de pistas. Como un Sherlock sin Watson, necesitaba ese complemento, solo necesitaba esa pequeña respuesta que ella se negaba a darle, para resolver el misterio detrás del asesinato del hombre a manos de la mujer vestida de blanco.
Mientras se sentaba mirando el humo del cigarro mientras se elevaba en el aire, junto a aquella mujer que estaba ahí sentada sin pronunciar ninguna palabra, su mente se llenaba de preguntas sin respuestas. ¿Quién era él para ella realmente en su vida?, Ahí recordó las palabras de su padre, las cuales había escuchado hace muchos años, mientras él estaba sentado frente al televisor viendo una vieja película en blanco y negro de los años setenta. Su padre le había dicho que a menudo, lo que está oculto se presenta ante nuestros ojos de manera inesperada.
Y entonces lo vio, él era su todo y ella Había matado por amor, o eso pensaba ella. Con una última mirada hacia la habitación donde había ocurrido el crimen, decidió que, aunque nunca encontraría todas las respuestas, esa historia seria cerrada como una mas de la lista, caminando hacia su coche con una solo idea en su mente solo rondaba una idea: el amor. Había visto cómo el amor, en su forma más retorcida, podía llevar a cometer actos inimaginables. Y se preguntó: ¿hasta dónde estaría dispuesto a llegar él mismo por amor?