SONIDO SECO
Sonido seco, golpe en la pared y la alfombra, de su último viaje a Persia, salpicada.
Ese era el modo en que la familia celebraba los éxitos de la empresa. La casa del charco, un cava del Penedés y una cena informal a modo de piscolabis, sin asientos establecidos, favoreciendo estrechar lazos de unión y fortalecer relaciones, en ocasiones tensas y hostiles debido al estrés y la presión sometida por el negocio familiar.
La empresa había crecido demasiado en poco tiempo, las operaciones eran exitosas, y la carga de trabajo hacía de la desconexión, algo necesario para no perder la esencia de lo que en realidad eran, una familia.
El agente Gómez llegó de inmediato, sabía que no debía inmiscuirse, no era su caso, pero se lo debía. Ella emanaba preocupación y angustia durante los últimos meses; pese a que sabía eludir ingeniosamente las interpelaciones que, de manera sutil, le hacía el agente, después de tantos años era complejo ocultar secretos entre ellos.
La habitación emanaba cierto olor metálico. Parecían dormidos, la llamada muerte dulce así es. Habían sido advertidos en infinitas ocasiones del riesgo de dormir con una estufa de gas encendida, aun tomando todas las precauciones posibles. Pero era lo que les hacía volver a la realidad y les aportaba felicidad, en ese mundo frenético que habían creado a base de trabajo y esfuerzo. Su casita del charco, el calor de la estufa de gas y el primer edredón compartido, ajado por el tiempo; todo tal y como era antes.
Vestigios infinitos por la celebración familiar de la noche anterior, pero ninguna prueba concluyente ni sospecha. Tras la autopsia, no cabía duda, intoxicación por gas, caso cerrado.
La tensión entre hermanos parecía vertiginosa, afloraban dudas, les invadía la tristeza tras la pérdida de los pilares encargados de levantar el peso de todo lo que creían y querían. A nivel laboral, lo logrado años atrás se estaba desvaneciendo. Les costaba llevar la contabilidad de la que se habían encargado de manera exclusiva sus progenitores. Los balances no cuadraban, ¿De dónde provenía esa fuga de capital?
Para Gómez era obvio, sustanciales aportaciones a una sociedad interpuesta. Propuso una reunión familiar en la casa del charco, un cava del Penedés, un piscolabis y resumió los hechos en tres palabras: extorsión, sicario, asesinato.
Sonido seco, golpe en la pared, la alfombra de su último viaje a Persia, salpicada de cava, caso abierto.
Isi