SONRISA AMARGA
Judit Riera Valls | JRV

Primer rayo de luz, alumbra la cabina de la noria. Dos muñecas.
-Parad la noria, hay que revisarla.
Se abren las puertas, son dos niñas vestidas de muñecas con una sonrisa cosida.
-¡Llamad a la policía!
James y rosa reciben en aviso, tardan 5 minutos en llegar, la imagen que crea el crimen es horrible, son solo niñas. Una vez revisada la escena piden rapidez en llevárselas, no quieren expectación. Antes de poder salir de la cabina el forense avisa.
-Inspectores, tenemos una huella
Se acercan, una mano blanca marcada en el muslo de la niña, es pintura.
Se miran, esa complicidad de dos compañeros que no hace falta ni palabras. Salen corriendo, a fuera solo está el mimo, tenemos que interrogarlo.
James al esposarlo ve como las palmas de las manos no le queda casi puntura, avisa a rosa para que le tomen huellas.
Una vez en la comisaria lo avasallan a preguntas, el mimo no articula ninguna palabra, solo contesta con gestos.
Mientras esperan a laboratorio siguen buscando pistas, no encuentran nada del mimo, solo han descifrado su nombre. Pero gracias a su hacker consiguen una pista.
Los inspectores mantienen una charla delante del mimo:
-Rosa empieza la extradición, me acaban de confirmar que le han denegado la nacionalidad
– Ya está en marcha, estamos contactando con la prisión de La Sante.
El mimo empieza a ponerse nervioso, los investigadores tienen la información adelantada de la aprobación para toda su familia de la nacionalidad, están jugando con la ventaja de que a el no le ha llegado .
Tras varios minutos de conversación, entrando en tema peligroso como son los hijos, se escucha un golpe seco, la comisaria se queda en silencio, todas las miradas se centran en el mimo.
Tras una respiración profunda – e sido yo, e asesinado a las dos niñas.
No hace falta nada mas, ya lo tienen. Los investigadores necesitan saberlo, porque esas dos niñas. Marco – el mimo- sin faltar detalle les explica todo lo sucedido, sus dos hijas estaban en el hospital luchando por sus vidas por intento de suicidio. Las dos niñas durante años las tenían viviendo con miedo. El sufrimiento del padre por ver a sus dos hijas en ese estado y no haberse dado cuenta de lo que sufrían no se podía explicar con palabras. La respuesta los deja anonadados. No es motivo para matar a dos niñas, pero a veces perdemos la cabeza para defender a nuestros hijos.
Llega el juicio, tiene una gran expectación, dos grupos de manifestantes, unos dando apoyo, otros pidiendo la pena de muerte. Las dos familias se encuentran de cara, una devastadora imagen en silencio. Entran a la sala.
Tras una gran defensa por las dos partes, y varias horas del jurado deliberando. No hay vuelta atrás, tienen el veredicto.
Declaro al acusado CULPABLE, con 25 años de prisión.
Entra una llamada a la inspectora, transmite la información al oído de marco, las hijas de están fuera de peligro.