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Pablo Egea Palomares | Pablo Egea

Lo curioso del suicidio es que es un acto exclusivamente humano. Los animales no lo hacen. Requiere de un nivel de autoconsciencia, asesinar al yo… ¿Puedo beber agua? Gracias. Pues verá, parándose a pensar en
La escena se congeló, el joven con la boca abierta a media frase y a su lado un agente acercándole un vaso.
El inspector señaló la imagen.
– ¿Le reconoces?
El parpadeo del monitor se reflejaba en las gafas de la psicóloga.
– ¿Al agente? Julio Gómez. Le atendí el lunes, baja por depresión.
– Tras el interrogatorio se sentó en su mesa, sacó su arma, y se quedó mirándola hasta que un compañero se percató.
La psicóloga se recostó en la silla.
– ¿Y el chico?
– Estudiante, sin problemas familiares, ni económicos. El domingo salió de casa y caminó hasta un parque con sus apuntes. Algo después se acercó a un árbol, ató su cinturón a una rama, se lo ciñó al cuello y se dejó caer hacia delante, estrangulándose con su propio peso. Así pierdes el conocimiento, tus rodillas se doblan y terminas de ahogarte. Y eso habría sucedido de no haberse roto la rama.
El inspector volvió a mirar la pantalla.
– Sigue hablando, casi una hora… Y a Gómez se le va notando más afectado –el inspector hizo avanzar la imagen– Hacia el final sudaba y parecía aturdido –volvió a pausarla– El chico logró su objetivo esa misma noche, en el hospital. Se tiró por el hueco de la escalera… Al parecer no es raro, en algunos hasta ponen redes… Doce pisos.
– Joder.
– Hemos tenido más casos así, sin motivo aparente. Me preguntaba si… vaya, si estas cosas pueden contagiarse.
– Bueno… Hay quien afirma que cuando un suicidio trasciende puede generar efecto llamada, pero existen pocos datos para contrastarlo. Y muchos casos son ambiguos, como los que se consideran accidentes de tráfico, estrellar el coche es una elección habitual……

Más tarde, en su despacho, el inspector cavilaba. Ninguna conexión entre los fallecidos, edades dispares… ¿Qué dijo el chico? Los suicidios son asesinatos. Busca un patrón. Selecciona los inexplicables. Usa un mapa. Marca los puntos donde sucedieron, y…
El inspector se envaró. De los nueve casos escogidos, dos se situaban lejos de los otros siete, pero estos últimos formaban un círculo definido alrededor del parque donde había intentado ahorcarse el chico.

Allí, frente al árbol, contempló el muñón de madera astillada hasta que el gorjeo de las aves le distrajo. Las palomas se arremolinaban en torno a un banco ocupado por dos hombres. Uno, anciano, hablaba mientras iba arrojando migas, el otro escuchaba atento. Al poco el oyente se levantó y pasó junto al inspector jugueteando con unas llaves que acababa de sacar del bolsillo. El anciano observaba desde su banco.
El inspector se sentó junto a él.
– Lo curioso de las palomas… –empezó el viejo.
Y siguió hablando mientras a lo lejos se oía un derrape y el inconfundible estruendo de un choque violento. El inspector permaneció sentado ausente del mundo, escuchando.