Tinitus
Maria Teresa Torres Larrosa | Pita Peres

-Hola, soy el inspector Carlos Melgar. Bienvenida
Melgar y la nueva subinspectora se dan la mano.
-Muchas Gracias. Me llamo Sofía.
-Sofía, comience por interrogar a los que encontraron el cadáver.
Mientras Sofía se aleja, Melgar se gira hacia el subinspector Gutiérrez y exclama:
-Demasiado pija. Dile que no vuelva a venir a una escena del crimen con esos tacones.
-Joder Melgar, no creo que pueda decirle eso.
-Cuéntame qué tenemos aquí.
-El fallecido es un médico otorrino que presenta una herida de arma blanca en la espalda. Lo han encontrado esta mañana nada más abrir el centro.
Desde la puerta de la consulta, Melgar observa al medico sentado en una silla, con el cuerpo inclinado hacia delante, apoyado sobre la mesa de trabajo y con sangre en la espalda.
-Y del arma ¿se sabe algo?
-No, no ha aparecido. El asesino debió entrar por la puerta que esta detrás de la mesa y que comunica dos consultas. Lo apuñaló mientras trabajaba en el ordenador. El doctor llevaba auriculares. No lo debió oír.

Un rato después, Sofía se une a ellos con nueva información.
-Acabo de hablar con el de seguridad. Según él, todos los lunes el Dr. Martínez se quedada hasta las 8:30 de la tarde a preparar las consultas de la semana. El segurita tiene que cerrar la puerta del centro de especialidades a las 8:30. Ayer el Doctor necesitaba quedarse un poco más y acordaron que saldría por la puerta de emergencia cuando terminara. El cadáver lo encontraron esta mañana a las 7:45. La supervisora llamó a la Policía y no se dejó entrar a ningún paciente. Los trabajadores están todos en último piso.
– Entonces voy a revisar todo el centro. Venga conmigo Sofía. Entraré a las consultas y vestuarios yo solo. Usted esperará fuera.
Sofía observa extrañada como el inspector sale y entra de las consultas sin decir nada. Cuando llegan al vestuario femenino, Melgar sale con su mano tapando el oído izquierdo y con un gesto de dolor exclama:
– ¡Comprueben los cámaras de seguridad!
-Ok, comprobaremos quién entró y salió ayer.
-No, vean quién no salió anoche y está hoy trabajando. La asesina pasó la noche en este vestuario para que no le grabaran las cámaras al salir.

Tras comprobar las cámaras, arrestan a Nieves una enfermera que durante el interrogatorio confiesa.
-Yo lo maté. Mi marido falleció por un cáncer de garganta que este malnacido se negó a biopsiar. Me dijo que la lesión que tenía era benigna. Cuando lo diagnosticaron ya era demasiado tarde.
-Encontramos el arma en su taquilla. Explica Gutiérrez
– ¿Cómo lo supo Melgar? Dijo Sofía.
-Hace un año tuvo un accidente de coche y desde entonces tiene un pitido en el oído izquierdo que casi lo vuelve loco. Finalmente, se resignó a vivir con él. Se rumorea que cuando encuentra alguna pista el pitido se intensifica hasta producirle dolor. No te he contado nada ¿vale?
Gutiérrez mira las deportivas de Sofía. -Ya veo que te ha dicho lo de los tacones.
-No, no me ha dicho nada.