Tras mi propia sombra
Sofía García Alemán | Garal

Eran las seis de una mañana fría, casi gélida, de esas en las que la cara se quema del frío y el vaho emerge de la boca al hablar. La calle, aún oscura y vacía salvo por una cafetería abierta con dos personas dentro, destacaba por su desconcertante pero hermoso silencio, o al menos así lo percibía ella. Disfrutaba como una niña mientras esperaba el autobús a una parada de la estación central, pues no solía tener ese tipo de experiencias viviendo en una isla.

– Para! Deja de correr y soltar aire de lado a lado! – Exclamó su acompañante.
– Estoy de vacaciones, me puedo permitir el lujo de no pensar tanto y simplemente sentir.

Así transcurría la espera, contemplando la calle con ojos curiosos a su alrededor, con bondad, como si quisiera olvidar cualquier atisbo de maldad presenciado, cualquier halo de desconfianza en el mundo en general. Así transcurría, hasta que el autobús, de forma brusca, estacionó a varios metros por delante de la parada. Sus ojos cambiaron y no vacilaron un segundo en observar los detalles de su alrededor. Un chico limpiando la calle, las dos personas de la cafetería y el camarero. Ningún coche. Nadie en el autobús. Absolutamente nadie, salvo el chófer, desmayado y ensangrentado. Además, la matrícula del autobús parecía modificada manualmente: 2901 MHD

– Él y sus avisos. Se acabaron las vacaciones.

Inmediatamente cogió su teléfono y realizó la llamada.

– Ve al casco antiguo, tenemos trabajo – Le dice su interlocutor
– Probablemente no llegó a salir nunca de la estación central, aunque eso creo que ya lo sabes.
– Qué bien me conoces.
– Sí, te encanta ser creativo con tus avisos. ¿Cómo se te ocurre escribir encima de la matrícula del autobús?
– Me pareció divertido, y es tinta líquida.
– Cualquier día, por modificar algún elemento de la escena del crimen será a ti a quien busquen.
– Ojalá, me gustan los retos, últimamente me aburro facilmente.

Una vez en el casco antiguo, les informó de todo. Chófer de autobús, fallecido hacía más de una hora antes del horario establecido para el recorrido previsto por esa línea. Colocado a intención en el vehículo y puesto en marcha a propósito a fin de que llegara a la primera parada.

– Sin duda quiere llamar la atención realizando este acto desde la estación central. Incluso puede que busque salir en las noticias.
– Sí, ¿pero de ser así, por qué lo hace a las 6 de la mañana de un domingo, con apenas gente en la calle?- Exclama su compañero.
– ¿No creerás que…?
– Piénsalo. El chófer estaba recostado sobre el volante y sosteniendo un colgante con el símbolo de un ala. Su camisa reflejaba un dibujo de una bailarina con sonrisa algo cínica, trazado con permanente. Y por si fuera poco, la silueta dibujada tenía los pies ensangrentados y parecía estar a punto de resbalarse. Lucía, este asesino te conoce, y te quiere a ti. Este crimen lleva tu nombre por bandera.