En una habitación lúgubre de un motel en el camino hay una figura humana sentada en el borde de una cama, la poca iluminación, el papel tapiz dañado, el decorado retro, y el ambiente sucio dan a entender que es una habitación de un motel barato, de esos que consigues en los viajes largos que no te llevan a ningún lado, pero que te mantienen en el camino.
En la mesa justo al lado de la cama hay un libro roído con muchas páginas y una portada con un título inteligibles, también hay una lámpara antigua la cual despide una luz que, aunque tenue, intensifica la escena sombría de esa habitación. Del otro lado de la cama hay una pequeña nevera, de esas que se ven en los hoteles lujosos, es lo que queda del cambio de apariencia que se pretendió hacer en la habitación, la nevera está abierta y unas pequeñas botellas de licor vacías se asoman por la puerta. En el suelo hay una alfombra manchada de situaciones desmedidas pasadas y que ya no se puede borrar.
Por la ventana de la habitación se alcanza a ver las luces que traen consigo una tormenta ligera pero intranquila, La lluvia que se distingue solo por el sonido se presta para imaginar lo que está sucediendo afuera, las cortinas son inusualmente gruesas, como si quisiera esconder la esencia de la habitación misma al mundo, lo que sería un intento de bloquear la iluminación de afuera, se ha convertido en un escondite hacia la naturaleza de lo que está dentro de estas paredes lúgubres de una habitación de un motel en el camino.
Nuestra figura se mantiene ahí, sentado a la orilla de la cama con los codos en la rodilla y la cabeza baja, se encuentra sumido en sus pensamientos y en lo que se ha convertido sin estar consciente realmente de lo que está pasando. En sus manos hay rastros de sangre, su cara no expresa sorpresa, simplemente esta inmóvil con la vista perdida, como si quisiera que el tiempo se detuviera.
Un sonido muy poco perceptible viene del baño, un sonido como de gemido, es tan suave que quizás lo está imaginando, como esos momentos que sientes que te llaman, pero en realidad es un eco de un recuerdo de alguien que ya no está. Sin darse cuenta la entrada de la habitación está abierta, ahí, parado en el umbral de la puerta hay una silueta de un hombre que al estar contraluz no se puede identificar, no pronuncia ninguna palabra, el miedo invade el ambiente, la figura de la cama se levanta lentamente, pero desde el baño vuelve a escuchar el gemido, al voltear el sonido de un cañón y una luz blanca proveniente de la entrada se apoderan de la habitación, la figura de la cama cae al suelo, su corazón cada vez late más lento y su mirada queda fija en el papel tapiz dañado de esa habitación lúgubre de un motel en el camino.