Ayer mataron a un agente del FBI y hallaron a una mujer desnuda en la bañera. Ofrecen doce mil dólares por el asesino y yo sabía que lo tenía enfrente.
“Larry, ese tipo me da mala espina. Los hombres que no se quitan la boina al entrar en los bares, o son calvos o esconden algo y ese tiene una melena de cojones”. Comenté al pianista antes de dirigirme hacia el extraño. Larry me animó: “Muchacho, ese tipejo puede ser tu oportunidad. La desesperación mide el aplomo de un hombre. Conozco a un tipo que por no saber anudarse la corbata se ha hecho nudista”.
“Soy Perkins, ¿Puedo invitarte a una copa?” Me presenté. Rechazó la invitación e intentó levantarse. Proseguí: “¿Eres nuevo, verdad? Busco a un tipo. Quizá puedas ayudarme. ¿Sabes que ayer hubo un asesinato?” Pregunté chequeándolo. Tenía manchas de sangre en el pantalón y un pómulo morado. Me miró y dijo: “¿Eres un poli, verdad?” Contesté: “Lo era. Para ser madero en esta ciudad debe gustarte pegar a los negros y yo soy pacifista. Ahora ejerzo de detective privado. Quedas detenido”.
Lo acorralé. “La verdad es aterradora. Te la cambio por la libertad”. Intentó convencerme. “Ninguna verdad vale doce mil dólares”. Respondí. El tipo siguió: “Vengo de la galaxia Alfa Centauri. Hace años que los extraterrestres convivimos con los humanos. Todos los reptilianos que pululamos por la Tierra somos prófugos de nuestro planeta. Para los machos vivir allí es insoportable. Las reptilianas gobiernan e imponen sus leyes hembristas”. El relato parecía un cuento de ciencia ficción. “¿Acaso crees que soy el puto Isaac Asimov?” Zanjé el asunto. Ganó la curiosidad y por morbo pregunté: “¿Cómo son las reptilianas? Todos tenemos nuestras filias”. El extraño contestó: “Neuróticas, caóticas, histéricas e impredecibles”. Y respondí: “¡Coño! ¿Desde cuándo conoces a mi mujer? Parece que la naturaleza del universo solo cambia de forma, no de fondo”. Saqué las esposas y procedí a la detención.
“¡Alto! La mujer de la bañera era un gancho. Querían entretenerme. Si algo caracteriza al reptiliano es su concupiscencia. El talón de Aquiles lo tenemos en la entrepierna”. Espetó buscando empatía. “Estás hablando con alguien cuyas posturas intelectuales pueden hallarse en el Kama-sutra”. Dije solidarizándome. El extraño siguió: “Al tipo lo maté sin querer en un lance de la pelea. El Gobierno de las reptilianas financia al FBI para buscar y capturar a todos los fugados. Tienen por lema: “Machete al machote”. Imagina la que me espera. La gente cree que el fenómeno OVNI es cosa de alienígenas queriendo invadir la Tierra. En realidad, el fenómeno OVNI solo es la huida desesperada de un puñado de machos buscando una vida mejor”. Confesó.
Sentí que decía la verdad. “Algo tan irreal solo puede ser cierto. Si José creyó a María, yo, como cristiano, también te creo. Eres libre, muchacho”. Dijo unas últimas palabras: “Jamás dejéis que las hembras dominen el mundo. Son la mejor criatura que la naturaleza ha creado hasta que toman conciencia de ello”.