Un espeluznante grito rompió el silencio de aquella tranquila zona residencial. Elena se levantó rápidamente del banco donde se encontraba con su hijo que jugaba al balón y al que había perdido de vista unos instantes, mientras hablaba por teléfono. Se dirigió corriendo hacia el lugar de donde provino el grito y vió a su hijo que se dirigía hacia ella, con la cara desencajada,pálido y abrazando su balón . El pequeño Jan, señaló hacia el patio de un una casa. Elena a través de los matorrales pudo observar el cuerpo desnudo de una mujer,tendido en el suelo. Rápidamente llamó a emergencias. Las patrullas, no tardaron en llegar, pero para Elena esa espera fue una eternidad, acordonaron la zona, y accedieron al patio de la vivienda a través de una verja, por la que Jan había entrado a buscar su balón. Los agentes no daban crédito a lo que veían sus ojos, el el suelo yacía el cuerpo una mujer, sin signos de vida, atada con una correa en el cuello y con un bozal metálico que cubría su cara. Preservaron la zona y la unidad de investigación inició su trabajo, en cuanto el forense ordenó el levantamiento del cadáver. Jan tardaría un tiempo en recuperar el habla y los agentes en borrar esa imagen de su cabeza. La autopsia reveló, que la causa de la muerte fue por un paro respiratorio causado por la inyecta de fentanilo. La víctima era una conocida escritora, que vivía sola en ese domicilio desde hacía unos cinco años. Se investigó su entorno, amistades, se entrevistaron con todos los vecinos, y no encontraban ningún hilo de investigación que les llevara hacia el autor de ese atroz crimen. El informe forense, solo pudo aclarar las causas de la muerte ya que ni el cuerpo de la víctima ni en la escena del crimen se reveló ninguna huella ni adn que no fuera de la propia víctima. En la comisaría la unidad de investigación situada en la segunda planta, trabajaba a un ritmo frenético,hasta que por fin logró encontrar ese hilo que buscaba. La víctima fue denunciada penalmente por abandono animal, hacía unos seis meses aproximadamente. Dejó a su caniche una semana en su patio sin agua ni comida, durante un largo viaje de trabajo, con un trágico final para el animal. El juicio rápido todavía no se había celebrado,por la habitual demora en los juzgados. Mientras seguía la investigación, en la primera planta se encontraba el agente que tomó declaración a la imputada y ahora víctima.Estaba deseando acabar el turno para sacar pasear a sus dos caniches.