Ya amanece en Ciudad del Río y a lo lejos se acerca una figura sobre las empedradas calles del lugar, es Urcesino, con semblante serio y andrajoso vaga por las calles buscando recuperar recuerdos de su pasado policial. Antiguo detective y ahora retirado por culpa de un maldito disparo perdido que le ocasionó graves problemas en su masa grisácea, de hecho tres años fueron los que pasó en coma, en su inconsciente aún laten esos valores policiales que le hicieron destacar por su valor e inteligencia, y esa es la causa principal por la que sus antiguos compañeros, aún en servicio, le pidan consejo en los principales casos del cuerpo, aún sin estar en su plenitud Urcesino se mete en el papel y los orienta, siempre dispuesto a desenmascarar a los malhechores y delincuentes de la ciudad, y hoy no sería diferente. A primera hora de la tarde recibe una llamada del subinspector Minguitos, alertando lo de un homicidio en una vivienda de la plaza mayor. Raudo y veloz se presenta en el apartamento donde se encuentra con el forense y con un par de agentes, desde luego su primera pregunta será, que ha pasado aquí?, el primer agente le responde, hemos encontrado a éste hombre aquí tirado con graves heridas por todo el cuerpo, mientras el segundo subraya, nos avisó una vecina porque hacía días que no lo veía y le resultó extraño, a lo que Urcesino respondió, sabe cómo fueron hechas esas heridas?, el forense afirmó, por lo que parece le han golpeado en la cabeza con un violín, en la espalda con una guitarra y en las piernas con un violonchelo, Urcesino responde, ummmm, todo concuerda. Continuará….