Cuando bajé al médico de la empresa, tenía un fuerte dolor de cabeza, al entrar, me encontré con un hombre maduro, de aspecto serio , que me colocó el tensiómetro, cuando esperaba los resultados, me contó que años atrás, un día del año como hoy, un niño entró en urgencias muy grave, había sido atropellado, cuando me propuse que entrara el pulso en la normalidad, una lágrima cayó de su ojo derecho y murió.
Al salir, después que la tensión diera buenos resultados, entendí a ese doctor que había cambiado la línea de choque por un lugar más tranquilo.