VERSO SUICIDA
JESUS MANUEL GOMEZ CASTILLO | NOCTURNO

‘-Mejor que no subas-Ordenó el Inspector Martín a la oficial Sánchez, cogiéndola del brazo y con esquiva mirada. Ella asintió, apoyando sus manos en la portezuela. Un doloroso flashback la hizo tambalear. Arriba en la tercera planta de aquel chalet, el cuadro, terrible. El pequeño hijo del Comisario Esquivel se había suicidado, restos de lejía en sus labios hacían presagiar tal desenlace. Tan solo nueve años. Y una hoja escrita al lado del cuerpecillo. En ella un verso: “Soy el rey que avanza lentamente/y que solo me defiendo de la muerte/apartando a los villanos de mi mente/hasta el día que de este sueño despierte”.
Era el inicio de una serie de suicidios en el exclusivo barrio de El Limonar. Rodrigo Beltrán, prestigioso abogado, decidió acabar con su vida arrojándose al vacío desde su terraza en vísperas de un juicio por corrupción, la cárcel no era opción para él. En un bolsillo de su ensangrentado traje, otro verso: “Un Pegaso sin alas me acompaña/en este viaje hacia un mundo muy lejano/en ligero galope esperando el mañana/sin monturas de oro y sin manos”.
Sánchez, luego de haber pasado casi 6 años de la pérdida de su pequeño Andrés y de su retiro voluntario por un tiempo, no logró superar el trauma, más cuando su hija la culpaba de la muerte de su hermano, por no haber escondido las pastillas que tomaba para la depresión. Con el segundo verso podían afirmar la posibilidad de un mismo asesino. El Comisario decidió encomendarle el caso, pensando que la dura empatía entre los dos aguzaría sus sentidos para hallarlo. Su padre, José Sánchez, mayor retirado, su consuelo, viviendo de fotos y videos de cuando eran felices.
Antonio Soto, ex Obispo, ¿muerte natural? en una lujosa Residencia, y el verso: “Cruces dispersas al final de mi camino/hablan de mis vanos sacrificios/vuela mi alma hacia su destino/a la espera de su triste ultimo juicio”. Cerca, el cuerpo del banquero Severiano García colgaba en la habitación de un hotel. Y el maldito verso: “Mas mi cuerpo tambaleante/busca con ansias algún eterno refugio/encastillado entre dos gigantes/amparado por la noche y sus artilugios”.
Jueves por la noche, discusión en casa de Sanchez.Lana enviada a su habitación, una cabaña en Cala de Maro la esperaba junto a ocho compañeras del Instituto. Sánchez extenuada e impotente decide sentarse al lado de su padre, más videos familiares, la tristeza la invade. En las imágenes, un día antes de la desgracia, Lana y el pequeño Jano juegan al ajedrez. Bosteza el crío, y Lana: – “A dormir mi niño que mañana terminamos este juego”. ¡Lo entiende todo! Sobresaltada sube a su habitación, no la encuentra. Baja. Coge el coche. Llora. Angustiada. Es tarde ya. A kilómetros de allí, una cabaña ardiendo. Y una joven mujer con una mano extendida se adentra lentamente en el mar, murmurando, hasta desaparecer en el: “Soy la Reyna que te lleva de la mano/a aquel lugar donde nace la inocencia/lejos de maldades y de engaños/donde jugaremos en dulce penitencia”.