Zugzwang
Antón Cruces | Zugzwang

En los tiempos en los que él era novato aquello no sucedía. Jamás se le ocurriría irse al baño en medio de la comida con un superior, pero los chavales de ahora eran así. Él se hubiera meado encima antes que dejar solo a un oficial de mayor rango, pero en fin, los tiempos cambiaban. La tradición decía que durante todo un día uno de los novatos tenía que ser un lunar en el culo de un superior. Y a él le había tocado el crío con la vejiga floja.
Ya hacía un buen rato que se había ausentado. El móvil interrumpe sus pensamientos.
—Dime, Mike.
—Acabamos de recibir una llamada de un tipo que dice ser El Ejecutor. El tipo asegura que ha matado a otro poli. Te acabo de enviar la dirección al móvil.
El novato vuelve a la mesa, nervioso. Se sienta y sorbe su refresco con una pajita. El comisario echa un ojo a la dirección.
—Estoy al lado. No mandes a nadie, no quiero que esto se convierta en un hervidero de plumillas. Te llamo en un rato.
—Vamos Hewson…—ordena el comisario.
—Es Hewston, se-señor —dice el chico dejando la hamburguesa a medio comer en el plato.
—¿Alguna vez has visto un cadáver de cerca?
—No, señor, solo en fotografías en la Academia.
—Pues hoy te desvirgas, Hewson.
La pareja sube al coche. Silencio. El comisario enciende la radio.
—…sin noticias sobre el caso del Ejecutor que tiene en vilo al departa…
Apaga el aparato con un gruñido. Es peor el remedio que la enfermedad.
—¿Vamos a algo relacionado con ese caso, verdad señor? —pregunta el novato.
El hombre mira al chaval de reojo, como si estuviera calculando a ojo el nivel de confianza que el crío merece.
—Es correcto, hijo. Top secret —matiza guiándole un ojo.
—¿Y cómo saben que la llamada no es obra de uno de esos tarados de Internet?
—El sujeto ha proporcionado datos que solo el asesino podría conocer.
—¿Qué tipo de datos? —pregunta el crío.
—Datos —zanja el comisario.
No puede compartir esa información. Aquel cabrón llevaba siete policías muertos en cuatro meses. Todos ejecutados con una bala en la nuca. Solo un pequeño grupo en el departamento conocía su firma.
Zugzwang.
Escrita con la sangre de las víctimas en el suelo. Es una expresión de ajedrez. La definición era algo así como que cualquier movimiento posible empeora la situación.
Un asesino en serie con sentido del humor.
Llegan al edificio. Es un inmueble gris y abandonado.
—Tú quédate detrás de mí, hijo.
El lugar huele a cerrado; a moho y humedad. La pareja sube la escalera. Algunos peldaños están podridos cuando no agujereados. Llegan a la puerta del apartamento. El comisario la empuja. Allí dentro no hay nada.
—Estás de suerte, hijo. Aquí no hay ningún fiambre.
El comisario nota el frío del cañón en su nuca. Entorna los ojos al darse cuenta de su error. Suspira. Escucha una palabra susurrada al oído.
Zugzwang.